El estrés se ha convertido en el pan que no puede faltar en la mesa. Estamos tan acostumbrados a él, que solo nos damos cuenta de su presencia si hay mucho, o si falta.
La tolerancia de nuestro organismo al estrés y nuestra capacidad de adaptación, hacen con demasiada frecuencia que el estrés vivido y acumulado nos pase desapercibido. Pero no verlo no quieres decir que no esté.
El estrés es algo que sufre mi organismo debido a la percepción de una situación que me es difícil de abordar y gestionar. Por tanto, hemos de tomar en consideración tanto la situación, como la percepción de la situación, como la experiencia que tienes de la situación.
La situación no la podemos cambiar o evitar siempre, así que sin buscar meternos en líos, lo mejor es aceptar que la vida tiene situaciones incómodas y con frecuencia, inevitables. Este tipo de situaciones, dentro de «la normalidad», son frecuentes en nuestra vida, y la respuesta que le demos va a definir el nivel de estrés que suframos. La percepción y la respuesta vienen dada por nuestras experiencias pasadas ancladas en la memoria, así como de nuestro estado mental y emocional actual.
Por tanto, si nos entrenamos en conocernos, en estar bien con nosotros mismos, desde un estado de calma y bienestar, será más fácil que demos una respuesta adecuada a la situación estresante.
Por último, va bien aceptar nuestros errores, pues errar es de humanos. Así como aprender y superarse.
Consejo
Cuida tu cuerpo, tu mente, desarrolla estrategias para relajarte y calmar tu mente. Date momentos para sentirte y escucharte.
Tanto para mi bienestar personal como en mis sesiones grupales y personales yo utilizo el Yoga, el Pilates y la Sofrología.
Una buena combinación de recursos te puede ayudar a regular tu estrés en las diferentes dimensiones de tu ser.
Aquí te dejo el enlace a dos de las actividades más adecuadas que ofrezco para cuidarte del estrés.